viernes, 29 de octubre de 2010

SIN PÁJAROS EN LA CABEZA.

Quién fuera sarrio


¿Es importante la escuela para un pueblo pequeño? ¿hasta qué punto? ¿debe dedicar algún tiempo la familia a su hijo cada tarde? ¿cuánto? ¿qué debe pensar un alumno adolescente sobre diseño inteligente y creacionismo?

Buceo entre materiales recopilados de años pasados para intentar dar un poco de sentido a las programaciones de cada área y fundamentalmente llego a dos conclusiones-sensaciones: tengo una gran frustración al comprobar que podría mejorar notablemente en cada área con un poco más de tiempo, un poco más de trabajo, y con unos cuantos recursos materiales y personales que no tengo; crece el respeto y la admiración por los dos o tres maestros de referencia que hay en mi cabeza y de los que manan la casi totalidad de ideas que aplico en clase, puesto que conforme leo y busco no hago sino ser más consciente del trabajo ingente, brillante y generoso que hay tras ellos.

Especialmente me mantiene acobardado la EF, pues sé qué camino tomar en busca de la mayor coherencia curricular y beneficio pedagógico para los alumnos, pero no encuentro el material teórico necesario para aplicar las ideas en la práctica diaria.

Mientras esto sucede, en el pequeño pedazo de naturaleza que la ciudad aún no ha destrozado (en ello está), donde se puede oír al críalo y al cuco, al búho reál, tropezar con un jabalí, ver un picado de un halcón peregrino o el arponazo de una garza imperial, uno de los muchos que jamás debería tener un arma entre las manos (¿alguien sí?) ha cometido una acción tristísima para los que muchas tardes de invierno hemos aguardado con ilusión infantil el canto del macho en celo llamando a su compañera.

lunes, 25 de octubre de 2010

COMENZANDO DE NUEVO.

Comenzando a ser maestro por cuarta o quinta vez. Y con un comienzo, bien hecho, sería suficiente.
Reviso y releo papeles de hace cinco años y compruebo que apenas he avanzado. Que estoy en un punto parecido. Que cada año cambio y vuelvo a comenzar. Vuelvo a llevar cajas de aquí para allá. Mi vida quizá consista en eso, en mover materiales y sentimientos de un sitio para otro. Y mientras tanto intento entender lo que ya entendí hace cinco año e intento estudiar unos contenidos que ya apliqué entonces.
Cada año, cada unidad, cada día, saco un folio en blanco y comienzo. Y esto, claro está, es un desastre.

domingo, 17 de octubre de 2010

BUSCANDO LUZ ALTERNATIVA.

El perrico Tastavín buscándome explicaciones bajo tierra.


Bien es sabido por todo aquel que tenga algún parentesco con el mundo educativo, sea padre, madre, alumno, maestro, o simple aficionado al asunto, que la religión está presente con profundidad en la escuela. Está presente hasta el punto de formar parte de su cuerpo de contenido, y de ofrecer a los que no quieren cursarla la variopinta y colorista “alternativa a la religión”. Supongo que mis jefes departamentales tienen mejores cosas para ocupar el día que leer esto, así que les puedo confesar sin demasiado pudor que este apenas me he molestado en leer qué me ofrece el currículo para rellenar ese grano que le sale a la escuela en forma de “alternativa a la religión”. Otras veces las opciones tenían que ver con el folclore, los medios de comunicación, el teatro, …; puestos a estar desamparados prefiero buscar soluciones por mi cuenta.


Ya saben también lo curioso que resulta hablar de vida y evolución, de racionalidad, de espíritu crítico, cuando cuatro minutos antes los niños han estudiado la fe incuestionable, la creación en siete días, los abuelos Adán y Eva.


En todo caso, Ansó creo que supone una excepción respecto a la extraña imposición religiosa, y apenas un veinte o treinta por ciento de alumnos de cada clase cursan religión. De este modo, aún resulta más raro que un setenta u ochenta por ciento de alumnos tengan que buscar una alternativa a algo que parece muy extraño, del mismo modo para un ateo que para un convencido devoto, en el tiempo escolar.


En la mínima reflexión que el agitado comienzo de curso permitió pensé que, si los niños religiosos y su maestro iban a tratar de acercarse a su dios durante el curso, quizá una buena opción para los ateos y su maestro consistiría en tratar de acercarse a la realidad que nos muestran los sentidos, a la naturaleza, y rellenar un cuaderno de campo naturalista. Después de ver algunos ejemplos en Internet o en libros (joyas artísticas como las de José Antonio Sencianes, Santiago Osácar, los cuadernos de campo históricos recién publicados de Doñana, las andanzas juveniles de G. Durrell, …), hoy hemos comenzando saliendo al monte y tratando de reflejar en nuestros cuadernos aquello que nos llamaba la atención del entorno natural circundante. Un abeto, un nogal ya sin hojas, un fruto del escaramujo, la montaña entera majestuosa, el vuelo al modo de una cometa del milano real, etc. Otras veces serán unas huellas, unos petirrojos, o unos gorgojos. Una labor donde prima la observación y la quietud, facetas difíciles de conseguir en niños muy menores de edad, pero que ha dado lugar a una bonita actividad con resultados favorables e interesantes.


Que tengan un buen miércoles.

SI ALGUIEN ENTIENDE ALGO...

Un camarero que sirve mostos mientras alterna poemas propios con los de un autor ruso, recita proverbios y máximas a la vez que niega la tortilla de patata del domingo.

Un sendero de vegetación densa saturada de color y, en la cima, un viento gélido rasgando la piel.

Un gurú exfotógrafo con su grupo de seguidores haciendo sus ejercicios en la buhardilla.

Un amor que viene y va.

Niños que ríen, corren, saltan y gritan, que recuerdan días pasados con sorprendente viveza y cariño.

Sólo cuarenta horas. Así es imposible que alguien entienda algo.

jueves, 14 de octubre de 2010

OCURRENCIAS PARA UN APOCALIPSIS ENTRAÑABLE Y DIVERTIDO.

Ahí, por la derecha, ya se aprecia la llegada del fin del mundo.

Si finalmente el asunto torero se integra en el ministerio de Cultura, tendremos la evidencia incuestionable de que el fin del mundo es inminente y la humanidad ha entrado en una espiral de estupidez sin freno ni remedio.

Por mi parte, supongo que en los currículos educativos tendrán que incluir el toreo: historia, arte y estética de la faena, héroes de ayer y hoy; supongo que yo acabaré haciendo unidades didácticas sobre el Juli y el Muchachito de la Puebla. Y ensayaré con los alumnos el manejo del estoque y el capote.

Supongo también que la SGAE tendrá que estar al tanto y cobrar la tasa correspondiente a todo el que lleve cuernos o derivados, e incluso al que se atreva a exclamar un "olé" en contexto distinto al taurino.

Qué divertida es la vida.

lunes, 11 de octubre de 2010

OTOÑO, MELANCOLÍA DORADA DE ENCUENTROS Y DESPEDIDAS.


Hace varios días que llueve. Fina y persistente lluvia que poco a poco va cambiando los colores de la vida hasta llevarlos a la desnudez otoñal. Vivir en la escala rural, la de las cosas pequeñas y naturales, significa sentir muy cerca numerosas sensaciones que los años pasados la inmensidad urbana me había hecho casi olvidar. Desde casa y desde la escuela veo cada noche a Júpiter y varios de sus satélites, escucho el canto de los abundantes cárabos, observo cada día el irremediable caer de las hojas y el cambio incesante en el colorido del paisaje. También el atronador avance del agua del Veral, o el frío en aumento conforme la luz va dejando sitio a la oscuridad cada día un poco antes. No sé muy bien qué mecanismos rigen estas sensaciones, pero siento extraordinaria armonía al vivirlas. Dentro de poco quizá me encomiende a los dioses clásicos, los de las hazañas más prodigiosas, para poder compartir esto de lo que les hablo.


Estas semanas utilizo una buena parte de las tardes para hablar con las familias de los niños de mi clase. Allí intento mostrarles los aspectos fundamentales de lo que será el curso, de lo que considero importante, de los contenidos en los que podemos estar coordinados para obtener mayores beneficios. Estos encuentros no me resultan especialmente agradables, pues me resulta muy difícil manejar la disparidad de ideologías, criterios, circunstancias personales, que cada familia presenta. Cada reunión me genera cierto desasosiego y en muchos casos creo que no son especialmente fructíferas. En la hoja que he preparado para estas reuniones comienzo enumerando los que nombro como contenidos fundamentales del curso: comunicación, autonomía, curiosidad e interés hacia el conocimiento, convivencia. Los dos primeros me quedaron grabados en las reuniones iniciales del Piaget, donde las palabras siempre se dirigían a lo esencial, y los dos siguientes tienen total relación con el modo en que entiendo la escuela y la vida.


Hace unos días una niña me preguntaba indirectamente por el tipo de maestro que era hace cinco años en esta misma escuela, cuando fui por primera vez maestro, y me obligaba a pensar en el maestro que soy ahora, en por qué soy así ahora, en qué seré dentro de otros cinco años.


Siempre enredado con preguntas de respuestas inciertas.

Sigue lloviendo, siguen cayendo las hojas doradas.

jueves, 7 de octubre de 2010

LA VIDA NO AVANZA, SE ESCURRE.

Quizá esté entre las hojas del suelo, o entre las copas de los árboles. Quizá en algún agujero. Quizá no exista.


Hoy andaba a media tarde explicando qué es la célula, ese soporte extraño de la vida. Me acordaba, a la vez que hablaba, de documentales, libros, artículos de revistas, y finalmente, mientra les explicaba la grandeza de la célula, mi diálogo interior concluía que no tengo la menor idea sobre la célula. Qué disparate: pasar la vida explicando cosas que apenas conozco y casi nunca comprendo. Pudiera quedar el consuelo de que llegados a cierto nivel casi nadie, o nadie, entiende realmente nada, pero a estas alturas del viaje esto ya no ayuda.

Los días pasan con la impagable compañía de los amigos, con la satisfacción de dar clase en un pueblo, de estar con niños de tres años observando a través de sus ojos que todo lo han de ver aún y, en dos minutos, compartir un pedazo de día con adolescentes que comienzan a sentir el vértigo de la vida de que se avecina, plena de emociones y acontecimientos.

He gastado en un rato de compras el presupuesto escolar de este año y parte del próximo. Quizá debamos declarar la quiebra pedagógica. Necesitamos cientos y miles de artilugios. Necesitamos incluso unas mesas, armarios y estanterías, pero el departamento dice que no dice nada, como la virgen del pilar. Que no tiene dinero porque lo ha gastado en no sé qué cosas.

La vida se escapa entre los dedos y, al intentar sujetarla, sólo consigo que caiga más rápido.