martes, 21 de febrero de 2006

Hoy ha sido un extraño día.

Había apatía generalizada en el ambiente. Nuestros estados variaban desde la enfermedad leve de algunos hasta el adormecimiento mayúsculo de otros. A ello le añadimos el color gris del cielo, y como resultado tenemos un día de clase con un ambiente lento y viscoso como el puré de patatas y calabacín que acabo de cocinar.

Hay algunos temas que me gustaría comentar, y recibir consejo, pero entran dentro de lo que se puede considerar secreto profesional.

Ayer en clase de ESO tratábamos temas teóricos relacionados con el aparato cardiovascular. Estas clases suelen acabar en un torbellino de preguntas y mil dudas de los alumnos, muchas de ellas sin relación con el tema principal. Aprendizaje en todo caso. La cuestión es que hablábamos del cáncer y del sida cuando comentaron que el señor cura les había indicado que la lepra era una enfermedad de pecadores, que era una especie de castigo divino. No sé qué diría el señor cura realmente (espero que...), pero la cuestión es que lo que los chicos habían obtenido como conclusión final era eso. Me acordé de Diario de Motocicleta, del Che Guevara y sus leprosos. Los propios alumnos reían, así que pensé que no debía hacer comentario alguno.

Doy la bienvenida a Jordi Roca, un visitante habitual de la página que nos ofrece frecuentes comentarios e ideas desde una escuela catalana. Espero que Acebes no repare en los lazos que se establecen en esta página con el enemigo. Muchas gracias por tus aportaciones.